Violencia de género en tiempos de confinamiento
Muy buenas a todes queridos lectores y lectoras, en esta semana os traigo de vuelta mi tan querido rol de "Crítica", aunque ya sabréis de sobra de que se trata, un repaso nunca viene mal, así que este rol consiste en seleccionar un tema de actualidad y realizar una entrada con un comentario crítico personal. En concreto hoy he querido aprovechar la ocasión para hablar acerca de lo que supone el confinamiento a causa del Covid 19 en la vida de las personas que sufren violencia de género. No obvio ningún tipo de violencia en el entorno familiar, y todos/as somos conocedores de que hay más tipos, pero quise centrarme en este ya que por desgracia es el más mayoritario y el cual está teniendo más relevancia estas semanas.
Me resulta paradójico que, el confinamiento, que a la mayoría nos supone la seguridad de estar en casa para alejarnos del enemigo invisible que es el virus, sea también el generador de peligro para el grupo de población del que hablo hoy, ya que esta situación obliga a las mujeres maltratadas a convivir 24 horas al día con su mayor enemigo, su maltratador.
En el caso de España cabe decir que no se tardó mucho en implementar soluciones para prevenir el incremento de estos sucesos, aunque en mi opinión estas soluciones no fueron del todo efectivas ni mucho menos suficientes, ya que como os mostraré a continuación se ha notado un gran incremento de noticias, y lo que más se teme, un gran repunte de casos silenciados por miedo a las represalias y a no encontrar una salida sin grandes repercusiones. El Ministerio de Igualdad Publicó una guía de actuación para mujeres que se encuentren sufriendo violencia de género en el contexto del confinamiento, en esa guía se recuerda que todos los servicios de atención y asesoramiento a víctimas de violencia de género siguen activos, pero no se ha creado ningún servicio excepcional que supla las nuevas necesidades o peligros a los que están expuestas, ese es el motivo de mi crítica, a mi parecer toda novedad en este tipo de situaciones supone nuevas medidas que prevengan sus consecuencias negativas, si la violencia ha cambiado de contexto, también deberían cambiar las medidas para subsanar tales cambios.
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Algo que cabe destacar es el doble filo de esta situación, me ha parecido oportuno mostraros dos noticias que definen muy bien las dos caras de la moneda:
- Por un lado vemos como las denuncias de violencia machista en marzo han alcanzado su mayor cifra en los 3 últimos años y las visitas de los recursos online han aumentado un 300%, lo que nos indica el gran auge que ha tenido la violencia de género en el inicio del confinamiento, ¿a dónde debemos llegar para tomar las medidas oportunas? Debemos dejar de ser un país que aprenda del ensayo error, ya que en este caso el ensayo puede concluir con errores que se lleven vidas por delante. Os dejo la noticia referida a esas cifras: NOTICIA
- Por otro lado nos encontramos con la parte menos visible, y a mi parecer, la más preocupante de esta realidad, las mujeres que tienen tan poca esperanza de salir de ella y tanto miedo que son incapaces de denunciar. De esto no se habla en los medios, y es donde hay que hacer mas hincapié ya que no podemos solucionar algo de lo que no tenemos constancia, os dejo esta interesante noticia con relatos impactantes de mujeres que están viviendo esto en primera persona: NOTICIA
Son en este último grupo en el que tenemos que poner nuestros mayores esfuerzos, las que ya han denunciado han conseguido el reto más difícil y ya han iniciado su largo camino de recuperación hacia una nueva vida, por el contrario las que aún no han sido capaces de denunciar siguen inmersas en esa grave situación, viviendo con su maltratador y todos los riesgos que eso implica. Por ello nosotros/as como educadores y educadoras sociales debemos crear nuevos recuersos adaptados a las nuevas necesidades, así como estrategias de actuación que den a estas mujeres la seguridad que necesitan para dar el primer paso hacia una vida mejor, como puede ser el caso de una estancia en pisos de acogida o casas de mujeres, donde puedan estas con sus hijos e hijas, protegidas de cualquier peligro y contando con todo nuestro apoyo. Por desgracia aún nos queda mucho camino que recorrer, pero juntos/as lo conseguiremos, podemos empezar por dar visibilidad a este tema, con un pequeño grano de arena que pongamos cada uno/a acabaremos creando una montaña de esperanza con un gran porvenir.
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