Tolerancia cero ante el racismo
Moussa Marega e Iñaki William, sus nombres les sonarán por ser futbolistas profesionales con un gran futuro y reconocimiento, pero más allá de eso, hoy nos centraremos en otra característica que les une: ambos han sido víctimas de gritos racistas en un campo de fútbol recientemente. A continuación expondré brevemente dichas situaciones tan lamentables.
- Moussa Marega, jugador franco-maliense del Oporto fue víctima de insultos y cánticos racistas el pasado domingo mientras disputaba un partido contra el Vitoria de Guimaraes. El jugador tras más de la mitad del partido transcurrido decidió abandonar el césped, pese a la insistencia de sus compañeros que intentaban que no lo hiciera. En contraposición de esto muchos/as aficionados/as, conscientes de la gravedad de la situación, corearon el nombre del jugador mostrándole así su apoyo.
- Iñaki Williams, jugador de origen ganhés del Athletic, tras ser sustituido en su duelo contra el Espanyol caminaba hacia el banquillo escuchando gritos que imitaban el sonido de los gorilas, onomatopeyas regularmente utilizadas con connotaciones racistas hacia las personas de color.
Con esta crítica no pretendo alertar sobre el aumento de estos incidentes, ya que eso no es cierto, lo preocupante son los deficientes protocolos o actuaciones que se siguen en estos casos. Marega recibió tarjeta amarilla tras abandonar el campo, es entendible que en ocasiones normales se sancione a un jugador cuando viole una regla como esa pero ante este tipo de situaciones, en mi opinión, debería imperar la ética y el sentido común, dando más importancia al hecho de ser víctima de racismo que a las reglas del juego. Si un partido se puede detener minutos y minutos para consultar una jugada al VAR, ¿por qué no puede detenerse ante estas situaciones? Eso facilitaría la identificación de los/las responsables que podrían ser inmediatamente llevados ante la justicia.
Todo detalle de este tipo es muy importante aunque no lo parezca, ya que todo ello quedará reflejado en el acta del partido, documento que podría ser utilizado como comprobante de estos insultos a la hora de denunciar los hechos, incluso como prueba. Por ejemplo, en el caso de Iñaki Williams, el árbitro no reflejó nada en el acta ya que estos solo pueden escribir lo que han escuchado directamente, por lo que los delegados del torneo debe ser quienes recojan ese incidente en un documento y lo presenten en el Comité Antiviolencia, este tipo de protocolos, en mi opinión poco efectivos, solo entorpecen y atrasan la justicia por lo que deberíamos unir fuerzas para desarrollar un plan de actuación más eficiente para combatir el racismo, en este caso en el fútbol así como en los deportes en general.
Como conclusión puedo añadir que debemos ser inteligentes, como educadores y educadoras sociales, así como población en general, podemos y debemos usar la gran repercusión que tiene un deporte como el fútbol para manifestar nuestro descontento ante estas situaciones y solidaridad y apoyo a las víctimas. Todo ello puede convertirse por si solo en una atractiva campaña de concienciación.
Como conclusión puedo añadir que debemos ser inteligentes, como educadores y educadoras sociales, así como población en general, podemos y debemos usar la gran repercusión que tiene un deporte como el fútbol para manifestar nuestro descontento ante estas situaciones y solidaridad y apoyo a las víctimas. Todo ello puede convertirse por si solo en una atractiva campaña de concienciación.
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